Un original deficiente

Gracias por explicarme algo que no quería escuchar

24.10.09

Estuvimos así un largo rato, en ese vaivén de caricias que tan bien me hacían. Lautaro ya no estaba en ese paronama, si mis antiguas lágrimas se debían a todo lo que me había hecho ahora las que venían eran porque eso que me hacía tan bien lo hacía otro que no era él. Sin que Fede lo supiera, ahora lloraba por él… por mí. Claramente no era Lautaro, todo era distinto... sus manos eran distintas, pero el roce era exactamente el mismo. Me quedé en su hombro, volviendo a ese confuso sueño del que me había sacado antes. Todo era tan perfecto, pero no podía. No era perfecto, los dos los sentíamos.



Ahí donde estaba, miré hacia arriba mirando su cara. Se secó la última lágrima y resopló suave, exhalando todo lo malo... buscando devuelta un alivio. Lo miré fijo y pude ver que su mirada no seguía la mía. Estaba ausente, totalmente perdido en su historia y sus recuerdos, en los que yo no era parte. Buscando en sus ojos los de Lautaro, no encontré nada. No había caso Fede definitivamente no era él.



Me beso la frente y volví a su hombro… apretando fuerte los ojos deseando que ese calor que recibía era el del que quería. Por más que no quisiera todo me hacía volver a el desgraciado. Nuevamente me largué en un terrible llanto, inflándome como un globo, ahogándome. Me movía mucho y cada vez más lo apretaba contra mí. Después de unos segundos me calmé y fue tan oportuna su mano, acariciándome el cuello... llegando despacito a la cara… pasó sus dedos por mi labio inferior, cerré los ojos y me encontré cómoda, con él. Abrazados tan tiernamente, sintiendo sus manos en mi cuello, corriéndome el pelo hacia atrás. Todo se repetía de una forma que nunca había imaginado. Todo me volvía a parecer tan perfecto, pero no... Y sin embargo podía serlo, era tan dulce. Cuando nos miramos, lo supe. Al menos eso necesitaba, estar segura. Moví mi mano, que estuvo apoyada en su hombro derecho… a su cuello. Ahora era yo la que rozaba mis dedos, muy lentamente en sus labios. Después de jugar y movernos y volver a estar quietos… los labios quisieron encontrarse. Ahora ellos exploraban, jugaban, danzaban como querían. Sin pensarlo, me dejé. Nos dejamos, hasta que recordé. No se me pudo haber ocurrido mejor idea que PENSAR en ése momento. Tuve que frenar, la culpa me invadía de una forma odiable. Sabía que me iba a odiar en otro momento, pero no podía pagar con la misma moneda.


- No – titubié. No era hora de dudar, pero yo había dudado y no había vuelta atrás. Era como mirar abajo y ver el precipicio, no podía tirarme, era demasiado el riesgo que corría…

- ¿No qué? ¿Qué pasa? No te entiendo – Puso esa cara ODIOSA, esa cara de entre desilusión y miedo

- Que no sos Lautaro

- Ya me di cuenta Mora, al parecer vos no

- Perdoname, no sé que en estaba pensando

- En él estabas pensando, es en lo único que pensas hace meses. ¿No te das cuenta que no te quiere? No quiero parecer un hijo de puta, pero dale Mora… No puede ser esto. El no te quiere, no te valora, el nada; Te esta boludeando, ¿No lo entendés?


La verdad dicha de esa manera duele y demasiado, más cuando el ojo crítico no es el tuyo, sino de una persona que sabes que verdaderamente tiene la razón. Porque nosotros creamos interpretaciones extrañas de las cosas que nos pasan, pero las personas que lo ven de afuera entienden mucho más que nosotros.

Su cara de decepción me ponía loca, no sabía para que lado saltar. Simplemente le solté las manos tan rápido que el buscó las mías. Mi cintura se despegó de la de él en cámara lenta, y me volvía a sentir mal; y para agregar el peor sentimiento del mundo, forra.


- Gracias por explicarme algo que no quería escuchar

- Bueno flaca, pero alguien te lo tenía que decir. Sabés que a vos yo te quiero mucho, y te digo lo que te digo porque odio que te arruines, y te dejes arruinar por un flaco que no te merece…

- Yo entiendo tu punto, pero vos también tenes que entender que yo a él lo quiero y mucho; sea más o menos forro hoy lo voy a seguir queriendo. No trates de cambiarme hoy, porque hoy estoy de luto. No me interesa lo que digas ni hagas Federico, hoy las cosas no van a cambiar

- Yo te entiendo…

- ¡NO! Deja de entenderme todo el tiempo DIOS. Quiero que no me entiendas, quiero que simplemente te des vuelta y te vayas porque te acabo de correr la cara. ¿No entendés que me estoy auto-boicoteando simplemente para hacerte mal y para que me odies?

- No puedo odiarte, no me sale

- Bueno, aprendé a odiarme porque yo así no puedo más. Ahora no podemos estar juntos Federico, y lo sabés. Y yo me aproveché, ¿Y no te enojas? ¡Quién te entiende a vos querido!

- Es que te quiero más que todas las pelotudeces que haces, vos sos más que eso…


Okay, debo admitir que me pudo. Lo abracé devuelta. No lo entiendo, lo único que hago es cagarla y sin embargo el sigue dándole para adelante. Tal vez él tenga las esperanzas que a mi me faltan.


- Vos estás mal, y yo estoy mal… Y los dos nos equivocamos. Yo acabo de cortar con mi novia, y bueno… Vos no sé, a vos te acaban de semi-cagar. Y nos dejamos llevar, y nada… Por eso no te odio. Porque estamos en estado pelotudo

- Pero yo quiero que me odies Federico…

- Bueno, yo no, que pena Mora. En este momento no te voy a dejar sola


Entendí que tal vez ese no era nuestro momento, pero más adelante todo puede ser…

0 personas comentaron:

Publicar un comentario