Un original deficiente

Dejando caer un pesado suspiro miré qué tenía para decirme..

10.11.09

Fue entonces en esa noche de sueños en que era tiempo para tener uno enserio. No quería lidiar ni con Federico y mucho menos con Lautaro. Pero si no quería quedarme ahí, porque se me hacia tan difícil irme, ahora los colectivos pasaban cada 3 minutos por reloj. Estaría sintiendo algo por él? Después de todo fue quien me rescató del horror que había visto…
No! Mora que decís?!

El sueño te está afectando así que el primer bondi que aparezca te lo tomas. Esto no es un cuento fantástico, vos no sos ni una princesa, Fede no es el príncipe y Lautaro tampoco es un ogro así que despertate!

Realmente no quería despertar, así como estaba todo era un poco mejor. El modo en que veía las cosas era más simple. Si imagino que uno es bueno y el otro malo puedo estar con el bueno. Pero y eso qué cambia? En su momento Lautaro era el que me hacía sentir bien y alguien que me hizo sentir no puede ser tan horrible como lo describo.

Ya está! No aguanto más, el cansancio me pesa y no puedo pensar. Después de mirarlo a los ojos y quedarnos quietos un larguísimo rato, bajé la cabeza y de a poco solté mis brazos, los únicos que me “ataban” a él. Lo solté y sin saber muy bien qué decir le tiré un gracias dudoso mientras me subía al 96. Cuando me di vuelta y lo vi alejándose con las manos en los bolsillos y arrastrando los pies supe que esa noche no había terminado si no que nos derribó a nosotros. Todo lo que había pasado lo miraba ahora a través de un vidrio sucio y a un barrio de distancia me esperaba mi cama…no quise cabecear en el colectivo asique me paré y mientras hacia equilibrio, el recuerdo cayó más rápido. La imagen de Lautaro iba y volvía, por unos segundos se evaporaba pero me esforzaba por volver a crearlo… recordé el calor de Federico sabiendo que no se me iba a ir su aroma nunca. Bajé del colectivo y caminando la media cuadra que me llevaría al mayor placer existente miré rápido la hora.

Ya casi eran las 8 y media de la mañana, mi viejo se despertaría, tomaría el desayuno y el día arrancaría con sus melodiosos gritos. Me apuré y traté de ir sigilosa hasta mi cuarto… Todo estaba callado por suerte, cambiándome la ropa mojada miré la computadora que había dejado prendida. Siempre lo mismo vos! Puse una mueca al estilo madre puteando a lo bajo, pero se transformó en una de asombro al ver la ventana de “Lautaro” hablándome… y dejando caer un pesado suspiro miré qué tenía para decirme..

Lautaro dice: No sabía que estabas con Federico

Mis dedos limpiaron mis ojos, mis pestañas bajaron y subieron una y otra vez, buscando que mis ojos dejaran de ilusionarse. Luché conmigo misma para no ver eso, pero sí, era él. Lautaro me había hablado, y me había preguntado por Federico… ¿De dónde saco esas cosas? ¿Por qué me lo está preguntando?

Mora dice: Te equivocas, no estoy con Federico. ¿De dónde sacaste eso?
Lautaro dice: Los vi juntos
Mora dice: La historia es al revés, yo te vi a vos con otra. Además, ¿Qué carajo te importa que hago o dejo de hacer? Me parece que ya es hora de poner las cartas sobre la mesa. La que te estuvo esperando a que me vengas a dar alguna explicación fui yo; vos nunca apreciste. Así que ahorrate tus preguntas, ya estoy bastante mal…
Lautaro dice: Yo te fui a buscar, que vos no me hayas visto es otra cosa… Porque me importa lo que hagas o dejes de hacer
Mora dice: ¡Mentiroso! Vos nunca apareciste, nunca diste la cara. Como siempre, llegas tarde a todo. Si tanto te importo, hubieras aparecido. No sirve lo que me digas ahora, ya me hiciste mierda

Quería una explicación, obviamente que servía lo que dijera ahora, pero no quiero que se salga siempre con la suya. Tengo que hacerle notar que estoy mal y que, aunque le importe, me hizo mierda.

Lautaro dice: ¿No te parece que ya bastante tengo con mi propia conciencia que me dice todo el tiempo que hice las cosas mal? Ya entendí… Pero te veía tan cerca de Federico, tan encariñados. Pensé que habías estado mal, cuando te vi salir por esa puerta lo entendí. Pero después te vi abrazada a Federico, y no sabía que pensar. No sabía si estabas bien, o mal, o si simplemente te daba lo mismo
Mora dice: No te quieras justificar, con Fede no pasó nada
Lautaro dice: ¿Ah no? Yo los vi besarse
Mora dice: Entonces estuviste mirando un milisegundo, ese fue uno de los errores más grandes de mi vida. Confundí las cosas, estaba echa mierda. Y el supo estar en el momento y en el lugar correcto cuando necesitaba un abrazo. Y un abrazo se transformó en una caricia, y una caricia en un beso
Lautaro dice: ¿Yo fui un error?
Mora dice: Depende
Lautaro: ¿Depende de qué?
Mora dice: De lo que pueda pasar después de todo esto. Quisiera escuchar lo que me tenés para decir… Porque alguna defensa tenés que tener, ¿No?
Lautaro dice: Mira… No puedo defenderme de ninguna manera. Yo sé bien lo que hice, se que estuve con otra. Y no te voy a decir que no me podes reclamar nada porque ‘no éramos nada oficial’, no voy a ser así de pendejo. No tengo mucho para decirte, cuando vi tu cara de horror supe lo que estaba haciendo… Antes ni noción tenía. Y la cagué, ya sé, pero te estoy pidiendo perdón

Él me estaba pidiendo perdón… ¿De verdad me estaba pidiendo perdón? Era todo tan tecnológico, tras cables no puedo entender sus sentimientos. Un par de palabras no definen una mirada o una caricia de perdón, no todo es así de fácil; no soy fácil de convencer.
Quería darle un ‘Sí’ rotundo, un ‘Te perdono’. Pero no podía perdonarlo, yo valía más que eso… Yo sabía que le tenía que doler. Tenía que arrepentirse muchas veces, tenía que lograr que lo hiciera. Y para eso, tengo que esperar un poco para aflojar. Aunque quisiera gritarle que lo quiero, no puedo…

Mora dice: ¿Quién era ella?
Lautaro dice: ¿Tanto importa?
Mora dice: Quiero entender el por qué de que estuviste con ella y no me buscaste a mí… Si se supone que me querías, quiero tratar de entenderte. ¿Qué tiene ella que yo no tenga?
Lautaro dice: No tiene nada que vos no tengas Mora. Es una amiga, no importa el nombre. Había hablado unas horas antes con ella, y habíamos quedado en encontrarnos para hablar un poco sobre algo en la fiesta… La idea era que después de eso yo te buscaba. Pero cuando estábamos ahí, se regalaba con moño y todo. Al principio le dije que no, que estaba con otra, y la idea de que vos estuvieras ahí me atormentaba, porque te había visto. Quería volver, pero me agarraba con las manos y no me dejaba ir. No me voy a hacer el pobrecito, después de mucho decidí quedarme
Mora dice: ¿Y por qué debería volver a creer en vos? ¿Qué me hace pensar que no vas a volver a lo mismo? Gatos hay por todos lados
Lautaro dice: Porque aprendí, porque ahora no lo hago devuelta
Mora dice: Mira Lautaro… Esto es muy confuso. Me tenés que dar tiempo, para mi no es nada fácil
Lautaro dice: ¿Y si nos juntamos para hablarlo mejor? Digo… Por acá las cosas no se terminan de solucionar nunca
Mora dice: Todavía no quiero que todo se solucione, quiero tiempo para pensar… Dame tiempo para pensar, y cuando yo sepa lo que quiero, te aviso y nos juntamos a hablar
Lautaro dice: Pero no sé Mora, ¿Qué hago yo?
Mora dice: Esperar. Como yo te esperé, ahora vos me vas a esperar a mí…

1 personas comentaron:

Sunshine. 17 de noviembre de 2009, 15:31  

Guau, yo lo hubiese perdonado al primer pedido (?) por más que no me guste, ajaja. Me gusto mucho la manera de redacción de la historia, muy buena. En fin, pasaba a dejar saludos y a dejar mi blog por si quieren leerme ☻ besos!

Putaperoingenua.blogspot.com

Publicar un comentario