Un original deficiente

Que raro lo mío, me boicoteo mis planes

30.12.09

La lluvia corría, el auto se movía y su boca también. Su boca se movía pero no producía ningún tipo de sonido que chocara con mis oídos. Lo único que chocaba en los mismos era el sonido de la lluvia golpeando la ventanilla, una y otra vez.. y una y otra vez. Era algo repetitivo. Era como esa noche, donde por accidente, conocí a Fede. Esa lluvia, ese sonido de la nada, esa presencia masculina casi inexistente... yo seguía pensando en Lautaro. Pasó lo de Federico, y pensé en Lautaro. Ahora, este chico habla (lo lamentable es que ni el nombre se, porque nunca le presté anteción) y tampoco lo escucho. Y si lo escucho, escucho la tonada del otro forro. No lo puedo evitar, me persigue a todos lados.

- Llegamos Mora, reaccioná

Okey, debo admitir que no me estoy dando cuenta de nada.. nunca. Y eso es grave. No me di cuenta de muchas cosas en este viaje: que el se llamaba Diego, que tenía 24 años, que trabajaba de entrenador de las 'ligas menores' para poder pagarse los estudios. No me había dado cuenta de nada, ya que en lo único que pensaba era en la cara de Lautaro.. y como esa situación hubiera sido diferente si el que manejaba era él.

- Ah, si.. perdón, estoy un poco colgada - lo miré por primera vez en todo el viaje, y tenía esa maldita cara de confusión
- Se nota. ¿Pasa algo?
- No sé.. todo pasa
- ¿Querés despejarte? Si querés vení a tomar a casa unos mates

Acepté. Y mientras caminábamos a la puerta de ese largo pasillo que pisaba todas las mañanas, le pregunté dónde vivía. No lo podía creer, Diego era vecino mío. ¿Cómo no lo había visto? El asegura que me ve todas las mañanas, con mi cara de dormida y mis saludos más bajos que un susurro. Recuerda mi mochila roja de el anteúltimo año, ya toda rota y sin esperanzas encima.
Mientras habría la puerta, yo me planteaba a mi misma todo lo que había perdido simplemente por verle la misma cara a todos durante meses, la cara de Lautaro. Supongo que esa era la única explicación, mi ausencia de cerebro y predominio de corazón enamorado hizo que nunca lo viera.

- ¿Dulce o amargo?

Mientras preguntaba sobre el mate y se metía a la cocina, yo iba descubriendo su casa. Una casa donde nuevas oportunidades avecinaban. Tenía 24 años, era todo un hombre. Era algo que yo nunca había experimentado... estar en la morada privada de un hombre, un verdadero hombre. Eso era él, más que una nueva oportunidad de amor, era una nueva oportunidad de aprendisaje. Había dejado atrás los típicos juegos de chicos, para ver en su propia biblioteca libros de Freud o cuadros que él había comprado de Frida Kahlo. Por ahora parecía una persona interesante.

- Te podés sentar eh - me había quedado viendo los libros de la bibloteca... impresionada por tanta sed de aprendizaje
- Si, perdoname, es que me encantan tus libros
- Cualquier día te lo presto. O podés venir a leer acá, si querés

Me estaba proponiedo algo a mí un tipo maduro de unos veintilargos. ¡A mi! Una persona afuera del colegio que no fueran mi viejo ni mi hermano me tomaban en cuenta. Entonces para él de verdad yo respiraba de forma productiva.

- Podría
- ¿Siempre te gustó ser así, tan misteriosa?
- ¿A qué te referís?
- Digo.. nunca me decís que sí. Siempre es un 'tal vez'
- Tal vez estoy harta de decir siempre que sí
- Tal vez

Y así continuó la conversación. Me contó que el estudiaba dos cosas, o mejor dicho, hacía dos cursos: uno de pintura, especializándose en cuerpo humano, y al mismo tiempo un curso de la anatomía del ser humano.. algo como la biología, no entendí mucho. Pero me dejó facinada que pintara al ser humano tal cual era, había millones de libros del cuerpo humano y era todo tan raro. Literalmente, el me conocía de arriba a abajo. No había secretos que él no supiera. El sabía dónde estaban mis nervios y los puntos del cuerpo los cuales me relajan. Y aunque suene un poco extraño, tenía la idea de que el de verdad iba a saber tocarme. Y no lo hablo desde, solamente, un punto sexual, sino que el sabía como tratarme. Él era suave y sabía donde tenía que serlo. Era perfecto, era un sueno hecho realidad.

- Bueno, ya es tarde, creo que tendría que irme a mi casa
- Si, por las dudas.. digo, vivís muy lejos
- No puedo quedarme hasta más tarde, me gustaría... - me interrumpió
- Pero te tenés que ir Mora. Vení, te abro la puerta y te veo hasta que entrás

Fue todo tan rápido, como que el tiempo no existiera. En la cena casi ni existí.. obviamente, mi viejo se tubo que quejar. Me dijo algo como que era un vegetal, que 'no servía para nada' y que la charla que tuvimos no había influido nada en mi, que lo seguía decepcionado.
Esa palabra resonó en mi cabeza. Cuando saqué la lista, ya instalada en mi cuarto, me di cuenta que no había seguido una de los items más importantes: nada de hombres.
Que raro lo mío, me boicoteo mis planes. No podía seguir así. Me tiré en la cama, y me limite a ver el ventilador girar y girar.. y girar, y girar. Quisiera ser un ventilador, sería más fácil, lo único que haría sería girar. No tendría ninguna preocupación, nada. Pero lamentablemente yo soy Mora, un ser humano que tiene que aceptar y comprometerse con algo por primera vez en su vida.. y no hay nada mejor que comprometerse con uno mismo.
Es un juego en la mente, es un manojo de contradicciones. Me reto al mismo tiempo que me boicoteo. Por ahora, suena divertido.
Junte los patines, los puse al lado de la cama, arriba de la mesita de luz, con una notita que decía: 'Usarlos, sí o sí'.. y me dormí con el sonido de los pájaros recién despiertos.

A las tres horas me despertó el despertador. Tenía sueño, pero ese cartel en cartel amarillo pato me llamaba demaciado la atención. Agarré los patines y me quedé en short y remerita cualquiera, supuse que un domingo no iba a existir un ser en ese maldito pasillo.
Bajé lentamente por la escalera para no despertar a nadie. Llegué a la puerta que daba al pasillo, y no había señales de ningún padre puteando 'porque un domingo, el único día que no trabaja, lo despierto a las ocho de la mañana'.

Abrí la puerta, y cuando creía que todo empezaba bien, me equivoqué...

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